Rodearnos de los mejores y contar con la plantilla más cualificada, es sin duda, una de las claves del éxito empresarial. Por ello, vamos a hablar de las políticas y los planes de formación de nuestra empresa.
Las políticas de formación deben ser orientadas a los objetivos de la empresa, coherentes con otras políticas, y es importante que participe la dirección de la empresa en su diseño e implantación. Deben estar integradas con los planes de acción de la empresa.
Existen tres tipos de formaciones para los trabajadores aplicables en cualquier organización:
FORMACIÓN ESPECÍFICA: aquella formación que aporta al trabajador conocimientos concretos sobre la tarea que desarrolla. Potencia la productividad.
FORMACIÓN DE DESARROLLO: aquella que aporta al trabajador conocimientos, habilidades y actitudes más genéricas que este podrá aprovechar durante toda su vida laboral independientemente de la empresa donde trabaje. Aporta crecimiento personal y profesional al trabajador.
FORMACIÓN ESTRATÉGICA: son acciones o actividades que influyen positivamente en el logro de los objetivos (formación específica + formación de desarrollo). Ayuda a crear una cultura empresarial.
La formación que nos sirve para dotar de conocimiento a todos los empleados de la empresa (independientemente el departamento al que pertenezcan) se llama
FORMACIÓN TRANVERSAL y nos servirá para transmitir la misión, valores y cultura de la compañía. Aumenta el sentimiento de pertenencia a la organización.
El primer paso para averiguar las temáticas más adecuadas para nuestro plan de formación es realizar un estudio de las necesidades de formación. Esta información nos la proporcionarán los propios empleados y los mandos intermedios encargados de cada departamento.
Agruparemos las necesidades detectadas en función de los departamentos y funciones de los puestos de trabajo para saber las temáticas y el grado de necesidad de cada una de ellas.
Una forma cómoda y eficaz para poner en marcha nuestros planes de formación, es buscar empresas que ofrezcan formación bonificada, esto significa que, dichas empresas, te ofrecen la posibilidad de financiar el coste de las acciones formativas realizadas por tus empleados a través de las bonificaciones de la Fundación Tripartita.
Qué cantidad me puedo bonificar?
Todas las empresas, independientemente de su tamaño, que coticen por formación profesional, disponen de un crédito destinado exclusivamente a la formación. Éste debe consumirse durante el año, dado que se pierde a la finalización del mismo y no es acumulable para el ejercicio siguiente.
Una vez finalizado el curso, las empresas pueden recuperar parcial o totalmente el importe abonado, descontando la cantidad a bonificar del pago de los seguros sociales. Y estas empresas también gestionan la tramitación necesaria para la obtención de dicha bonificación.
Si tienes una empresa con una cultura arraigada, con valores afines a la colaboración, compromiso… ¡aprovecha el talento que tiene tu organización! Tus propios empleados pueden cubrir parte de las necesidades formativas de la empresa. El método de explotación de este conocimiento interno podría convertirse en tu mayor ventaja competitiva frente a tus competidores.
Siguiendo los principios básicos que mencionaremos a continuación, solo tienes que identificar quiénes son los miembros de tu organización más adecuados para desarrollar el roll de «técnico/especialista» y en base a ellos, comenzar a implantar el plan de formación interno.
Aprovecha las herramientas 2.0 que te ofrecen la posibilidad a través de wikis, blogs, foros… de que los trabajadores generen contenido a través de contar su experiencia, compartan información de forma rápida bajo la teoría «de igual a igual» que hará que se motiven a utilizar estas herramientas. La clave de este proceso reside en la actitud del trabajador que ha de ser abierta, colaborativa y creativa.
Y cómo consigo implementar un plan de formación eficaz? Aquí tienes los principios básicos:
– Principio de experiencia Previa. Recogida de información sobre los participantes, cuánto y qué saben, para determinar el nivel de la formación.
– Principio de Actividad. Para que exista un aprendizaje efectivo debe haber una participación activa.
– Principio de refuerzo. La satisfacción y el refuerzo positivo de los avances realizados son necesarios para el desarrollo del aprendizaje.
– Principio de involucración. La implicación de los trabajadores es totalmente necesaria. Esta implicación será mayor cuanto mejor estén detectadas las necesidades y objetos de la formación.
– Principio de Motivación. Será mayor cuanto mayor sea la relación entre la formación y las necesidades de los participantes de la empresa.
Y como conclusión a este artículo, un buen plan de formación en nuestra empresa nos servirá como facilitador de:
– El logro de los objetivos generales de la empresa.
– La adaptación de la empresa a la evolución del mercado.
– La incorporación y adaptación de los nuevos empleados a la compañía.
– El correcto desempeño del puesto de trabajo.
– El desarrollo de las capacidades profesionales y personales de nuestros empleados.
– El desarrollo de puestos de trabajo seguros.
– El desarrollo de la calidad y de la mejora continua.
María Rodríguez Fuentes